El formato flexográfico

El formato flexográfico es una de las técnicas de impresión tradicionales más utilizadas para la producción de etiquetas y embalajes personalizados, entre otros.

Basado en la impresión sobre un soporte flexible (normalmente, una lámina plástica), permite la impresión a todo color, en sus dos vertientes más habituales, con colores específicos para adaptarse a imágenes corporativas (por ejemplo, seleccionados desde la gama Pantone, o incluso con tintas plateadas o doradas), o bien mediante una mezcla directa de tintas de imprenta, con la cuatricromía (cián, magenta, amarillo y negro) como punto de partida, añadiendo habitualmente el blanco en caso de que el soporte flexible de base no sea de ese color, y uno o dos tonos de negro para mejorar el contraste en las fotografías, por ejemplo.

Pero además, permite la impresión sobre otros soportes más frágiles o específicos, desde las servilletas de papel o el papel higiénico hasta el cartón ondulado.

Y es que, esta técnica flexográfica permite generar, al mismo tiempo que el diseño en color, cierto relieve en la superficie tratada, algo que puede hacer que un producto concreto destaque entre sus competidores. Para conseguirlo, este tipo de impresión utiliza clichés mecánicos que incluyen esta información de relieve.

En cualquier caso, el formato flexográfico requiere un desarrollo muy cuidado por parte de empresas especializadas, que definirán el soporte, el tipo de acabado propuesto (por ejemplo, un plastificado resistente al agua, para vasos o platos desechables o para etiquetas que irán expuestas al exterior) y el número de tintas a utilizar.

También influirá la distancia práctica a la que se va a observar el producto, con una relación directa con el tamaño de punto de impresión y el tramado requerido, en el caso de la cuatricromía, para evitar efectos desagradables como los degradados o las tramas muaré, visibles por el consumidor final.

La maquinaria necesaria para realizar este tipo de impresión está evolucionando día a día. Aun así, la propia naturaleza de este tipo de impresión obliga a utilizar equipos voluminosos y específicos, por lo que el formato flexográfico no es una opción disponible para un usuario medio. De nuevo, es recomendable recurrir a empresas especializadas, que guiarán al cliente a través de todo el proceso de diseño, primeras muestras y producción en serie del producto concreto.